Por: Yurina Piñeiro Jiménez, Ismael Francisco
Ayer algunos decidieron homenajear al Comandante abrazando la ciudad de Matanzas. Kcho con su arte, Gerardo con su tropa en el barrio, Popi con sus valientes de escafandra en el lugar del siniestro…
“El mejor lugar para estar un 13 de agosto, -por la demostración de unidad, solidaridad y otros principios que nos enseñó Fidel- precisamente era Matanzas y por eso estamos aquí”, dijo ayer Kcho en el Taller de Lolo donde junto a obras de artistas contemporáneos dedicadas al Comandante estaban unos dibujos que realizaron los niños para honrar a los bomberos que participaron en la extinción del incendio en la Base de Supertanqueros.
Un día después de extinguido el fuego, en la Atenas de Cuba la tranquilidad de saber que ya no peligran vidas humanas unido al calor hogareño, les alivia un poco las quemaduras a muchos de los héroes de casco rojo o amarillo y les permite traer a la luz a otros titanes anónimos.
Ayer cuando Dilan escuchaba el reconocimiento del miembro del Consejo de Estado y coordinador de los Comités de Defensa de la Revolución, Gerardo Hernández Nordelo, hacia él y los otros rescatistas vecinos del consejo popular Peñas Altas, el joven aclaró quién era el verdadero superhéroe de su grupo.
“Yo quisiera que también se homenajeara a un hombre que no es rescatista ni bombero, pero de no ser por él que nos esperó a todos y se mantuvo allí a pesar del peligro cuando aquel tanque explotó, hoy ninguno de nosotros estaríamos aquí. Es él, el chofer de la guagua”.
No solo se compartió la gloria, sino también el sentir por los compañeros ausentes, aquellos que perecieron en el intento de apagar el volcán de llamas en los almacenes de combustible o los que no pudieron sobrevivir a las marcas del fuego en sus cuerpos.
Un minuto de silencio, unos rostros contrictos, las palabras de una mujer entrecortadas por la emoción; esa fue la manera de acompañar a los familiares allí presentes de algunos de los desaparecidos.